jueves, 5 de diciembre de 2013

Lección de Pensar antes de Actuar 16 de Julio 2009

Mi hija tiene una aversión natural, (tal vez hasta genética), al orden. Desde pequeña, era un pleito el recoger. A ella le gusta sacar 20 diferentes cosas para jugar, pero no le gusta llevarlas a su lugar ni de chiste.

Me dieron el tip de que el recoger fuera una especie de juego, así que hacía las clásicas carreritas de a ver quién recogía más jugetes en menos tiempo y, por supuesto, la total y absoluta ganadora... era siempre yo.

Por tanto, cambié de estrategia. La nueva regla era: Sacas primero un juego y para poder jugar otra cosa, necesitas guardar primero el anterior. Por supuesto, dejó de jugar y los ojos se le tornaron en "ojos de televisión", (así le digo porque se queda atorada frente al televisor y no se mueve.. ¡vaya! ¡ni come!).

Conclusión: ¡Cambio de estrategia una vez más! Para poder ver Televisión, debe ser viernes por la tarde y/o fin de semana. El resto de la semana hay que jugar. Por lo tanto, el problema del tiradero regresó. (Tomando en cuenta que su recámara medía 9 m2 y que ahí se guardaban los blancos y algunas otras cosas de la casa... el orden era muy importante.

Nueva Regla: Juguete que no se levante, se va a la basura o se regala.

Pues he aquí que cierto día que mi bodoque chillón dejó un reguero de jugetes que no se podía ni caminar; le pedía amablemente que recogiera, a lo que me contestó que no, no y no... se paró de manos e hizo un mega berrinche. Yo tranquilamente le dije. "Si para las 8 de la noche no está recogido, yo voy a venir a levantar todos los juguetes y los voy a tirar a la basura" Acto seguido, caminó con sus dulces y pequeños piecesitos hasta la cocina, sacó una bolsa blanca de las que pongo en el bote de basura y fue a su cuarto.

Quince minutos antes de la hora fijada me asomé a su recámara y me asombré al ver que el cuarto seguía exactamente igual de tirado que cuando puse el ultimatum.

Por supuesto monté en cólera y la amenacé con tirarlos a la basura. Llegó la hora y el cuarto seguía igual, así que me puse a meter todos los juguetes en la bolsa blanca y en cuanto esuvieron todos recogidos, me dijo con su dulce vocesita de una peque de 3 años y medio, " Te ayudo" Yo pensé, "¡Claro! Ya vio que voy en serio y quiere hacer algo para recuperar sus juguetes"

¡Cuál no sería mi sorpresa al verla salir del cuarto jalando la bolsa! "¿A dónde Vas?" Pregunté incrédula. La respuesta fue para morirme "Te estoy ayudando a tirar los juguetes, los llevo a la basura"

Me quedé sin palabras, dejé que lo hiciera. Ya en la madrugada, rescaté los más caros y los demás los dejé para regalarlos. Pero esta experiencia me dejó boquiabierta y un poco asustada al comprender que sería muy difícil manejar a una niña con esos alcances de actuación.

En fin, mi hija sigue siendo un caos con el orden, a pesar de que ya tiene una recámara un poco más grande. Pero debo reconocer, que ha mejorado enormemente. Y desde ese día, primero recogo los juguetes más caros y luego, pongo el ultimatum.

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